Voz fundador: Roby
Empecé Sala Omakase desde abajo, con mis ahorros y un sueño. Atendiendo a cada cliente como si fuera el partido más importante de mi vida y siempre deseando una nueva oportunidad para cocinarles.
Me tiré a la piscina y en la caída libre aprendí muchísimo de mí mismo y de lo que implica ser dueño de un restaurante.
Hasta hoy, muchos amigos me preguntan cómo hice para lograr Sala Omakase sin haber estudiado para ser cocinero o haber tenido experiencia previa y es que a veces la curiosidad y la pasión es el mejor profesor que la vida te puede dar.
Nadie te prepara para abrir un restaurante, y menos en Perú. Hacerte un espacio en Lima es como ganarte un lugar en la selección de Argentina como dice mi amigo Richi Goachet de verbena.
Lo que me ha ayudado es: la curiosidad y las ganas de ser un poquito mejor que ayer. Nadie nace sabiendo; uno aprende en el camino. A veces aprendes más rápido cuando tienes mucho que perder.
Tengo mucha gratitud por todas las personas que han sido parte de la evolución de sala omakase. Sin ustedes no habría sido posible!